A lo largo de la historia la
carne de cerdo cobró una gran importancia por un principal motivo: la facilidad
de conservación y almacenamiento a través de embutidos. La gran tradición
mediterránea de jamones y embutidos es de origen romano y griego, y así lo
demuestra nombres como longaniza y salchicha que vienen de los embutidos
romanos lucanica y salsicius.
La Dieta Mediterránea es un
concepto que va más allá de la utilización de determinados ingredientes o
recetas, y encuentra su pleno sentido cuando se asocia al clima, la geografía,
las costumbres y los modos de vida de los pueblos del Mediterráneo.
Hoy, la comunidad
científica internacional reconoce las ventajas del
consumo generoso de aceite de oliva, legumbres, frutos secos, pastas cereales,
frutas, verduras, derivados lácteos y pescados, y el uso moderado del vino,
cava y carnes frescas y curadas. Algo que ratifica lo que las generaciones
pasadas ya habían descubierto hace cientos de años.
Una referencia clave para
disfrutar de esta dieta es el jamón ibérico. No sólo es sabroso y suculento,
sino que sus propiedades específicas lo definen como un alimento único en el
mundo.
El jamón ibérico de bellota
es un alimento bajo en calorías y con un gran rico aporte de vitaminas, además
de contener un 50% más de proteínas que las carnes frescas.
Debido a su proceso de
curación, totalmente artesanal y natural, nuestro jamón es un alimento puro y
aséptico cuya carne no sufre ningún tipo de manipulación.
El jamón ibérico de bellota
es algo más que un producto gastronómico, es un delicatessen con innumerables
virtudes. Además de ser un placer para nuestro paladar actúa beneficiosamente
sobre nuestra salud.
El jamón es antioxidante y
tiene un alto contenido en vitamina E. Tomarlo junto al tomate dobla sus
efectos beneficiosos. La calidad de la grasa del jamón ibérico de bellota es
excelente, predominando en su composición el ácido oleico (con niveles
superiores al 50%), característico del aceite de oliva. Esto facilita la
producción de HDL ("colesterol bueno") en el organismo, reduciendo al
mismo tiempo el LDL ("colesterol malo")
Por tanto su consumo
moderado ayuda a mantener un adecuado nivel de colesterol y previene las
enfermedades cardiovasculares.
Ofrece un generoso aporte de
vitaminas del grupo B, especialmente la B1 y B2; tan sólo 100 gramos de jamón
proporcionan el 24% del consumo diario recomendado de esta vitamina. Es rico en
hierro, magnesio, zinc y calcio, pero sobre todo en fósforo, aportando el 30%
del consumo diario recomendado. Es un alimento recomendado para dietas
hipocalóricas ya que 50 gramos de jamón ibérico de bellota, tan sólo aporta
unas 150 kilocalorías.
Con el jamón ibérico de
bellota, cuidar tu salud es un placer.
El jamón (o anca, pernil, pierna)
es el nombre genérico del producto obtenido de las patas traseras del cerdo, salado en crudo y
curado de forma natural. Las patas delanteras del cerdo, pese a tener un
proceso idéntico de elaboración, reciben el nombre de paleta,
o paletilla.
Las dos variedades más conocidas de jamón son el jamón curado de España
(jamón ibérico, jamón serrano)
y el prosciutto
italiano.
CONTENIDO NUTRICIONAL
(Por cada 100 grs de Jamón Ibérico de Bellota):
Agua: 57,5 grs.
Proteína: 28,5 grs.
Grasa: 14,5 grs.
Hidratos de Carbono: 0 grs.
Fibra: 0 grs.
Valor Calórico: 242 kcal.
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